El florecer de los cerezos (Relato corto) Josep Játiva - Capítulo 1 -

Tokyo 08.30 a.m

La habitación estaba cubierta con una gruesa capa de polvo. El policía empujó la puerta con cuidado, buscó su linterna y alumbró el interior.  Los circuitos eléctricos reflejaban la luz pese a la suciedad. Había acudido allí a petición de Yoshio, su amigo y padre del joven desaparecido a quien ahora buscaba. Entró con cuidado en la habitación repleta de chips, cables y ordenadores sin batería. Siguió inspeccionando el interior de la habitación con su linterna hasta dar con el joven. Éste se encontraba en la cama, oculto entre sábanas y mantas, inmóvil. Se aproximó con cuidado.
-¿Kaoru, estás bien?
Silencio. 
El agente se acercó a la cama con la intención de desenterrarle de entre la maraña de sábanas.  Apoyó una de sus rodillas sobre el colchón y se dio cuenta de que estaba completamente empapado. ¿Orina? ¿Sangre? El agente empezaba a ponerse nervioso, nunca había cubierto un caso de homicidio. Por una parte se emocionó con la idea, pero por otra se trataba del hijo de su mejor amigo. Con el conflicto de emociones en pleno apogeo destapó al joven. Soltó rápidamente las sábanas con gesto horrorizado. Sostenía la linterna con miedo mientras observaba el cuerpo desfigurado del joven Kaoru. Uno de sus ojos reposaba sobre la almohada, fuera de su cuenca. Además, mostraba arañazos por todo el cuerpo, la mayoría de ellos eran cortes profundos por los que había brotado la sangre sin impedimentos. 

El agente apartó la visto, ya no soportaba más. Buscó en su teléfono el número de su inspector jefe con las manos temblorosas. Entonces, un ruido hizo que se le helara la sangre.
-Shhrrr...
No se lo pensó dos veces y salió corriendo, olvidando por completo su teléfono y las posibles pruebas que podía destruir en su huida. Pero no llegó muy lejos, el agente pisó algo viscoso y cayó de espaldas sobre el mugriento suelo de la habitación. El golpe en la cabeza lo dejó algo aturdido, impidiéndole comprobar cómo brotaba del joven Kaoru una especie de larva con bello y aspecto húmedo que poco a poco se deslizaba hacia el agente. Cuando éste recuperó el control de su cuerpo la larva ya subía por su cuello. Lo mordió.
-¡Ah! -gritó el agente al tiempo que apresaba al extraño insecto con su mano derecha. 
Lo miró extrañado unos segundos y entonces fue cuando la larva aprovechó para saltar e introducirse por una de sus fosas nasales.  El agente volvió a desplomarse contra el suelo, convulsionando. La larva se abría paso hacia el cerebro sin demasiadas complicaciones.

***

Yusuke se despertó cargado de energía, lleno de vitalidad. ¡Por fin había llegado el sábado! Se levantó de un salto, puso su reproductor a todo volúmen y empezó a tararear la melodía de su grupo favorito. Hoy no solo era el día de su primera cita con Ariko sino que además iba a ver el concierto de se su grupo favorito, Solar Ladys. Se volvió a duchar, pese a que ya lo había hecho anoche antes de acostarse. Se vistió y desayunó nervioso, no podía parar de pensar en Ariko. “¿Cómo iría vestida? Seguro que está guapísima”. Pensó. “Que ganas tengo de verla sin el uniforme del instituto”. Susurró mientras se sonrojaba. “¿Llevaría braguitas de corazones?”. Fantaseaba con la idea de verlas, pero sabía que eso era imposible. “¡NO! Eso ni pensarlo”. Se riñó. Él amaba a Ariko y quería ir en serio, así que dió un último retoque a su peinado y salió de casa camino al trabajo. “Ariko…”. Suspiró tras cerrar la puerta.

Bajó las escaleras con una enorme sonrisa en la cara. Sus vecinos lo saludaban y él les contestaba transmitiendo todo su entusiasmo. Alguno de ellos le preguntaban por qué estaba tan contento, otros se lo imaginaban, pero todos le deseaban muchísima suerte. 

Llegó a la planta baja, salió y giró la esquina camino al aparcamiento de bicicletas. Rebuscó en su bolsillo las llaves del candado y al alzar la vista se encontró con Mayumi, una ex compañera de interpretación.
-¿Yusuke? -preguntó sorprendida -. ¡¡Yusuke!!
La chica de vestimenta casual y llamativo color de pelo lo abrazó eufórica.
-Hola Mayum… -Yusuke no pudo terminar su saludo, quedó cubierto por la larga cabellera de la chica a causa del viento.
Mayumi rió.
-¿Qué es de ti y de tu vida? -preguntó y sin darle tiempo a contestar, continúo hablando -. ¡¡Yo he conseguido un papel en una serie!! ¡¡Ya soy actriz!! 
-¿Sí? Enhorabuena -contestó sorprendido. 
Mayumi no solía destacar en clase precisamente por sus dotes interpretativas sino por todo lo contrario. A Yusuke le pareció algo extraño, aunque después pensó que debía ser en una serie de dudosa calidad en la que pesarían más sus atributos femeninos que su talento. 
-¿Cómo se titula la serie? Por verte y eso… -se animó a preguntar.
-¡Detective Splash: Love rebirth in NeoTokyo! -contestó todavía eufórica.
-¡¿Sales en Detective Splash?!   
A Yusuke le sorprendió que apareciera en esa serie. Era el mayor éxito del momento entre los jóvenes. La primera temporada había sido un auténtico boom alcanzando grandes índices de audiencia.
-Interpreto a Ami, una joven estudiante que es asesinada por el malo de la segunda temporada -la joven se interrumpió -. No me hagas contarte más que no puedo desvelarte nada.
Mayumi rió a carcajadas que sonaron algo presumidas.
-Oh, genial. Entonces saldrás en muchos episodios.
-Sí. Bueno, no. Realmente me matan nada más empezar la serie -reconoció la chica apartándose el pelo de la frente -. Pero oye, no paran de nombrarme en todos los episodios. En plan “¿Quién mató a Ami? ¿Por qué tuvo que morir?” y yo aparezco muerta en plan: “¡Oh! He sido asesinada de forma cruel. ¡Vengar mi muerte!”.
Mayumi seguía poniendo caras e intentando escenificar a los personajes que aparecían en la serie mientras Yusuke comprendía el porqué de su asesinato prematuro en la ficción. No era mala actriz, siempre que permaneciera callada. 
-Bueno, pero está muy bien. Tus padres estarán muy contentos -le comentó con sinceridad.
-No creas. Mi padre se enfadó muchísimo cuando se enteró de que tenía que aparecer con las tetas al aire… -interrumpió su frase para estudiar la reacción inexpresiva de Yusuke ante este hecho -. Pero, bien, ya sabes. Son cosas del guión y una tiene que estar dispuesta a todo. ¡Qué es Detective Splash!
-Sí -Yusuke contestó por contestar, realmente no sabía qué decirle. Ella podía hacer lo que quisiera, pero en el fondo se preguntaba si ella también se daba cuenta de que la contrataron por sus atributos.
-Mi madre me dijo: Mayumi, tienes que ir con mucho cuidado. No aceptes papeles a la ligera. Comprendo que un papel por pequeño que sea en Detective Splash te puede ayudar en tu carrera, pero por favor no aceptes más papeles en los que tengas que enseñar tu cuerpo. No acabes como Mei -le confiesa -. ¿Recuerdas a Mei? Ahora posa desnuda en la revista Secret Gilrs, es modelo. 
Yusuke quedó sorprendido. Había escuchado rumores de que su ex compañera Mei se había pasado a los desnudos, pero nunca los creyó.
-¿En serio? -preguntó y sintió vergüenza al hacerlo.
-Sí, muy fuerte… Oye, ahora no vayas a buscar la revista. ¡Cochino!
-¡¿Qué?! ¡NO!
-Bueno, ¿qué es de tu vida? ¿En qué trabajas?
-De momento estoy a media jornada en una librería y por las tardes continúo con el doblaje de Lunar Eclipse.
-¿Todavía sigues con eso? Pues sí que es larga la serie -contestó sin maldad ni envidia -. Ojala se den cuenta de lo mucho que vales, en serio. Bueno te dejo que tengo que hacer unas compras. Me alegro mucho de verte Yusuke.
Ambos se despidieron y quedaron en organizar una cena de antiguos alumnos para descubrir dónde había acabado cada uno de ellos e incluso si alguien seguía soltero, pero eso a Yusuke no le importaba. Él solo tenía ojos para Ariko y le daba igual lo desnuda que estuviera la compañera más popular entre los alumnos de interpretación, su corazón y sus ojos le pertenecían solamente a ella.

Se aproximó al parking de bicicletas y buscó la suya con la mirada. No podía ser. Su bicicleta no estaba allí aparcada como cada día. Se quedó allí plantado varios minutos pensando que desalmado le habría robado su transporte. Además, su bicicleta estaba oxidada, le faltaban varios radios, no tenía cesta y el cable de los frenos estaba suelto. ¿Quién en su sano juicio la iba a querer? Yusuke ya la compró así pensando que al tener ese aspecto nadie se la iba a querer robar. Ya estaba harto de que siempre le acabaran mangando sus flamantes bicis. Miró alrededor por si el ladrón la desechó al darse cuenta de la porquería que había afanado. Pero no, allí no estaba. Preguntó al kioskero si había visto a alguien toqueteando las bicileta. El anciano contestó negativamente y le indicó que se lo contara a un policía. “Ojalá, tengas suerte, chico”. Le comentó. 

Yusuke decidió emprender su camino a pie inmediatamente o llegaría tarde al trabajo. Atravesó las calles dando grandes zancadas. Cruzó varias esquinas, tropezó con un policía y pensó en seguir el consejo del anciano. Decidió denunciar el robo de su vehículo.
-Perdone señor agente. Me gustaría… -Yusuke no pudo terminar la frase.
El agente se giró rápidamente y abofeteó su cara. Yusuke contempló el rostro desfigurado del guardia. Sus ojos colgaban fuera de sus cuencas oculares y desde el interior de su garganta provenía un gruñido indescriptible que le horrorizó. Yusuke cayó aterrorizado al suelo, el agente continuaba golpeándole sin descanso. 
-¡Socorro! -exclamó el joven, pero la sociedad japonesa estaba demasiado acostumbrada a encontrarse con personas disfrazadas por las calles como para diferenciar entre lo que era un agente de verdad y un personaje de ficción, así que nadie les prestó atención.

Yusuke se arrastró por el suelo en un intento de escapar de sus garras. El agente detuvo su violencia, su cabeza parecía procesar algún tipo de información y de pronto explotó. Un millón de pequeñas larvas salieron de su interior. La gran mayoría cayeron sobre Yusuke que se las quitaba de encima con expresiones de auténtico pavor y asco. Otras fueron a parar sobre los ingenuos viandantes. Muchos de ellos intentaron quitárselas de encima al igual que el joven, pero no tuvieron la misma suerte y acabaron sucumbiendo a los deseos del insecto. Yusuke se quitó la chaqueta para deshacerse de la mayoría de las criaturas viscosas y corrió como nunca antes lo había hecho. 

La calle se convirtió en un infierno. Los gritos de dolor de los afectados se le clavaban en la mente. Se detuvo para taparse los oídos y gritar, su cuerpo necesitaba expulsar todo el estrés acumulado.
-¡Wow! ¡Mira mamí! ¡Un show! -escuchó gritar a un niño cerca de él -. Vamos a acercarnos, ¡Mira cuanta gente! Nos van a quitar el sitio ¡Démonos prisa!
-¡Kouta! Tranquilo, no empujes -le riñó su madre a la vez que se aproximaban al lugar de horror e infección.
-¡¡No!! -les gritó Yusuke -. No es un show…
Pero ya era demasiado tarde, los infectados por las larvas devoraron al pequeño ajenos a las súplicas de su madre que les agredió con fuerza, pero sin éxito. 

El número de infectados por las criaturas de aspecto baboso aumentaba por segundos. Yusuke abandonó la zona, no solo por miedo sino porque iba a llegar demasiado tarde al trabajo. Sacó su teléfono móvil y se dio cuenta de que se le había roto la pantalla con los golpes. Pese a lo caro que le costó el terminal no le pareció dar importancia. Decidió avisar a su jefa en un intento por desahogarse. Ésta no contestó. De pronto pensó en Ariko: “¿Estará Bien?”. Reemprendió su trayecto esperanzado por encontrar a su amada en la librería tan puntual como cada día. Ariko, además de ser su actual pareja, era su compañera de trabajo y esa era una de las razones por las que Yusuke nunca dejó su empleo a media jornada. 

Llegó a la tienda y entró sin saludar, cruzando su interior a toda velocidad. Los clientes y sus superiores lo miraron indignados. El aspecto de Yusuke dejaba mucho que desear. Su pelo descuidado y sus ropas sucias y mojadas, despertaron la ira de la dueña del local.
-¡Yusuke! ¡¿Esas son formas de presentarse a trabajar?!  -le gritó interponiéndose en su camino -. Espero que tengas una buena explicación.
-No hay tiempo para tonterías. Cierre las puertas del local -le exigió -. ¿Dónde está Ariko? ¿Está bien?
-¡Pero bueno! ¿Os podéis creer? -comentó a los clientes -. Ya sé lo que pasa… A ti te ha dado calabazas la niña. 
-Hágame caso, cierre las puertas y no deje entrar a nadie -volvió a exigir y la apartó con un empujón. La mujer quedó todavía más indignada, mostrando su expresión de furia al resto de clientes que asistieron a la discusión.
Yusuke abrió la puerta, buscó con la mirada la figura de su amada y tras unas estanterías a rebosar de libros, la encontró. Se abalanzó sobre ella y la abrazó a punto de romper en llanto.
-¿Qué ocurre? -le preguntó sorprendida. Su repentina muestra de afecto la descolocó. 
-Ven, vámonos de aquí -contestó cogiéndola por la muñeca.
-Yusuke ¿Qué pasa? -exclamaba la joven -. ¡Espera!
Yusuke tiraba de ella sin compasión. Quería llevarla lejos de allí, llevarla lejos de aquel local de inminente contagio. 
-¡Para! -exigió la joven al liberarse. 
Lo miró con extrañeza.
-Ariko, confía en mí -le explicó con expresión triste -. Si te lo cuento ahora pensarás que estoy loco.
-¡¿Pero qué está pasando?! ¡No me asustes! -vociferó la joven contagiada por el nerviosismo que transmitía su compañero.
-Una especie de larvas han devorado y transformado en una especie de zombies, por explicártelo de alguna manera, a caminantes y turistas -al final decidió hacerle un resumen de lo sucedido de forma brusca y atolondrada -. Y ahora se dirigen hacia aquí en su afán por saciar su apetito.
-¡¡¿¿Qué??!! 
Yusuke volvió a cogerla por la muñeca y tiró de ella. No había tiempo para explicaciones detalladas ni discusiones tontas. Abrió la puerta y Ariko pudo comprobar por ella misma cómo la ficción que creía fruto de la imaginación de su novio cobraba vida ante sus ojos. No cabía en ella más asombro. Quedó con expresión desencajada y extrañada. Mientras, Yusuke intentaba volver a cerrar la puerta  e impedir así la entrada de una de las clientas infectadas por la larva.
-¡Ariko ayúdame! -exclamó.
La chica se abalanzó sobre ella con fuerza y consiguieron cerrar la puerta. 
-¡KIAAAAH! -gritó de pronto la joven.
-¡¿Qué pasa?! -chilló Yusuke asustado mirando a la muchacha como señalaba algo en el suelo.
Yusuke siguió con la mirada la dirección en la que apuntaba su brazo pensando en que se encontraría con una de esas criaturas. “Estamos perdidos…” Pensó. Cerró los ojos y en un acto de valentía y prueba de su amor por ella, se colocó delante de su amada. Abrió los ojos temeroso y contempló lo que allí se encontraba.   
-¡Pero si es solo un brazo amputado! -comentó y rió histéricamente -. Se lo debimos cortar al cerrar la puerta.
La joven temblaba.
-Ven -le ordenó Yusuke más calmado -. Saldremos por la puerta del almacén.
Ariko le siguió sin protestar, cogiendo su mano con firmeza. Pese a que ese no era el plan que había soñado para el día del Hanami*, estaban juntos.  

Continúa en el capítulo 2 (Click para leer)


* Nota: HANAMI, literalmente contemplación de flores, marca el inicio de la primavera. Durante estas fechas se organizan festividades y los japoneses acuden a los parques con sus amigos o familiares para pasar el día bajo la sombra de los cerezos y contemplar así su inmensa belleza. 

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